sábado, 13 de octubre de 2007

Sangre en las calles, sangre en las aulas

Terres 2 de Naciente de 721

Las hojas de noticias amanecen con la noticia del brutal asesinato de una mujer en la Ciudad Media, cerca de la Ciudad Vieja, en una zona próxima a donde estuvieron nuestros protagonistas. Según una vieja mujer vio a un litoriano de piel negra cerca del lugar de los hechos...

Esa mañana, quien más quien menos tenía trabajos a los que ir y obligaciones que atender. Zrom decidió marcharse a hablar con algunos contactos y a hacer algunas averiguaciones por su cuenta, que lo tendrían ocupado hasta el día siguiente, mientras que Kalur prefirió visitar la Universidad Imperial e ir en búsqueda de Krechlen, un bedel de la facultad al que conocía de juergas conjuntas y otras historias.

Cuando se reunieron al mediodía, con Venedicta que había cumplido sus tareas en el templo de Engelan, Saelen que había acabado su jornada en la tienda de Rastor y Malathar que había terminado de limpiar redomas en la herboristería de Slaviceski, Kalur había conseguido un plano de la Universidad y un folleto con los cursos que se ofrecían. De esto queda claro que los 7 pisos de la Universidad están abiertos al público, así como el primer sótano, pero los que hay por debajo son área restringida, debido a experimentos peligrosos, principalmente.

Reunidos en la habitación de los litorianos, los compañeros trazan un plan para hacerse con unas llaves de la Universidad e infiltrarse en el estamento estudiantil, para poder hacerse con los fragmentos de Vallis que vieron caer del cielo. Tras varias opciones algo más drásticas, deciden emborrachar a Krechlen y robarle las llaves aprovechando su embriaguez.

Esperan al bedel a la salida de la Universidad, y se lo llevan a un parque cercano, donde dejaron al bedel en un lamentable estado de embriaguez... por desgracia, sólo llevaba las llaves de su casa, aunque fue capaz de proporcionar información sobre el doctor Albus, un profesor de la Universidad a cuyo laboratorio solían acudir agentes del Shuul, así que Kalur, Venedicta, Saelen y Malathar se metieron a última hora en la Universidad y se escondieron en un laboratorio, para esperar a que se vaciara el edificio.

Cuando pasaron unas horas, Kalur investigo a través de los conductos de ventilación y localizó el laboratorio donde descansaba una de las piedras, un sitio aséptico, lleno de guardias del Shuul, algunos de ellos con rifles de dragón, y una de las piedras metida en una vitrina. Había un agujero en el suelo tapado con tablones clavados, y el que parecía ser el doctor Albus hablaba con uno de los agentes del Shuul.

Entre el ruido que hacían los aparatos del laboratorio, Kalur fue capaz de oir algunos fragmentos de la conversación, algo relativo a un "robo hecho por las ratas", y algo de "benefactor", "Korben Trollone", "Vladaam" y "Malacazar". Kalur volvió arrastrándose a donde sus compañeros le esperaban, para aventurarse de nuevo en soledad por los pasillos y localizar la puerta del laboratorio, frente a la cual había dos agentes del Shuul con rifles, en actitud vigilante. En silencio, Kalur deshizo el camino, para reunirse con sus asociados en la relativa seguridad del otro laboratorio, donde podrían elaborar un nuevo curso de acción.

Nuestros protagonistas entonces acecharon a los guardias de la puerta y lograron hacerles caer en silencio, sin alertar a los del interior. Hecho esto, Kalur se volvió para volver a meterse en el conducto de ventilación y crear una distracción mientras el resto atacaría desde la puerta.

Lo que siguió fue una masacre. El grupo, en cuanto Kalur abrió las hostilidades desde el hueco del techo, entró en tromba, asesinando a los guardias. Venedicta con su maza y Saelen con su espada de dos hojas llevaron la lucha a un terreno más físco, mientras Malathar lanzaba rayos de energía arcana y hablaba como si otras personas estuvieran dentro de su cuerpo. Evidentemente, el stress le afectaba.

El doctor Albus, que se había pasado la lucha escondido bajo una mesa, estaba en estado de shock, y antes de poder revelar nada al grupo, Malathar acabó con él de un golpe de energía.

Una vez terminada la masacre, los compañeros huyeron abriendo los tablones del suelo y corriendo por las alcantarillas, hasta encontrar una salida al norte de la Universidad. Con la noche como cobertura, volvieron hacia la Plaza de los Aventureros.

En la puerta de la casa de los litorianos había una mujer castaña, con armadura de cuero, y cara bastante seria, que parecía estar esperando. Saelen se acercó a hablar con ella, y la mujer le aconsejó que no le llevaran las piedras a su empleador, que resultaría peligroso...

Algo más conscientes del peligro que acecha en las calles de Ptolus, se fueron a dormir, pensando en qué hacer con la piedra que habían conseguido.

¿Qué nuevos peligros les esperarían cuando despertaran por la mañana?

2 comentarios:

kartones dijo...

Solo una puntualización, Saelene repartió leña con su hacha de guerra enana, no con su espada doble, pero por lo demás, todo correcto-perfecto

katakraos dijo...

El caso es quejarse :P